sábado, 13 de junio de 2015

Réquiem por el Conquistador

Un día como hoy, el 13 de junio del año 323 a.C. fallecía en Babilonia el rey Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno.Hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia y de Olimpia de Epiro, su padre lo había preparado para gobernar, proporcionándole experiencia militar desde los nueve años y encomendando a Aristóteles su formación intelectual. Alejandro Magno dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos sometidos a Macedonia, que habían aprovechado la muerte de Filipo para sublevarse. Y enseguida (en el 334 a.C.) lanzó su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa, continuando así la empresa que su padre había planificado antes de morir: una venganza de los griegos (liderados por Macedonia) contra los persas. 


 AlexandreLouvre.jpg
Busto de Alejandro en el Museo del Louvre

En su reinado de 13 años cambió por completo la estructura política y cultural de la zona al conquistar el Imperio aqueménida y dar inicio a una extraordinaria época de intercambio cultural, en la que los griegos se expandieron por los ámbitos mediterráneo y próximoriental. Es el llamado Período Helenístico (323-30 a.C.). Tanto es así que sus hazañas lo han convertido en un mito y, en algunos momentos, una figura casi divina posiblemente por la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de toda su vida.

Tras consolidar la frontera de los Balcanes y la hegemonía macedonia sobre las ciudades-estado de la antigua Grecia, poniendo fin a la rebelión que se produjo tras la muerte de su padre, Alejandro cruzó el Helesponto a Asia Menor y comenzó la conquista del Imperio Persa, regido en aquellos tiempos por Darío III.

 
Darío III, en el Museo Nazionale di Capodimonte (Nápoles)

Victorioso en las batallas de Gránico (334), Issos (333), Gaugamela (331) y de la Puerta Persa (330), se hizo con un dominio que se extendía por la Hélade, Egipto (donde fue coronado faraón), Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central hasta los ríos Indo y Oxus. Habiendo avanzado hasta la India, donde derrotó al rey Poro en la batalla de Hidaspes (326), la negativa de sus tropas de continuar hacia Oriente le obligó a retornar a Babilonia, donde falleció sin haber podido completar sus planes de conquistar la península arábica. Con la llamada "política de fusión", Alejandro promovió la integración de los pueblos sometidos a la dominación macedonia promoviendo su incorporación al ejército y favoreciendo los matrimonios mixtos. Él mismo se casó con dos jóvenes persas de noble cuna, y engendró hijos aunque no llegó a conocerles.

El conquistador macedonio falleció en circunstancias misteriosas, dejando tras su muerte un extenso imperio pero sin consolidar. El control sobre diversas regiones era débil en el mejor de los casos, y había partes del norte de Asia Menor que jamás se encontraron bajo dominio macedonio. Al morir sin haber nombrado claramente un heredero le sucedió su medio hermano Filipo III Arrideo (323-317), que era deficiente, y su hijo póstumo Alejandro IV (323-309).Meros figurones, el verdadero poder quedó en manos de sus generales, los llamados diádocos (sucesores), que iniciaron una lucha despiadada por la supremacía que conduciría al reparto del imperio de Alejandro y su fraccionamiento en una serie de reinos, entre los cuales acabarían imponiéndose el Egipto ptolemaico (dirigido por el general Ptolomeo), el Imperio Seleúcida (comandado por el general Seleuco) y la Macedonia antigónida (dirigida por el general Antícenes). 

Mapa que muestra cómo los diádocos se repartieron el Imperio de Alejandro Magno

Alejandro es el mayor de los iconos culturales de la Antigüedad (en Grecia está considerado héroe nacional), ensalzado como el más heroico de los grandes conquistadores, como un segundo Aquiles; o vilipendiado como un tirano megalómano que destruyó la estabilidad creada por los persas. Su figura y legado ha estado presente tanto en la historia y la cultura tanto de Occidente como de Oriente a lo largo de más de dos milenios, y ha inspirado a los grandes conquistadores de todos los tiempos, como Julio César o Napoleón Bonaparte.   

Ahora bien, ¿cómo puede el Museo del Prado honrar a esta figura tan importante en la Historia el día del aniversario de su muerte? Ciertamente no con bombo y platillo, pero en Bianor Tours podemos mostrar una pintura realizada en 1736 por Sebastiano Conca que se conserva en el Prado.

"Alejandro Magno en el Templo de Jerusalén"

Este lienzo formaba parte de una serie que ilustraba episodios de la vida de Alejandro Magno para reflejar los valores y virtudes que debían adornar a un buen rey, en este caso Felipe V. En la escena, bajo las columnas salomónicas del Templo de Jerusalén, Alejandro Magno se arrodilla ante las Sagradas Escrituras, en presencia de un sacerdote que señala al Arca de la Alianza. Bien, lector atento, ¿acaso esta imagen tiene sentido? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario