lunes, 25 de julio de 2016

¡Santiago y cierra, España!

Hoy, 25 de julio, es la fiesta de Santiago, patrón de España. De manera que en esta entrada vamos a hablar un poco de su figura. El santo es Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles de Jesús, del que se dice que evangelizó Hispania.

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"Santiago el Mayor", de Guido Reni (1638)

A pesar de que nosotros le llamamos Santiago, no es ése su nombre original. Su nombre hebreo es Jacob, llamado también Jacobo de Zebedeo (nombre éste de su padre). En la tradición cristiana se le llama Santiago el Mayor para distinguirle del otro apóstol homónimo, más joven. Nació probablemente en Betsaida (Galilea). Fue hijo de Zebedeo y María Salomé, y hermano mayor del apóstol Juan. Murió a manos de Herodes Agripa I en Jerusalén entre los años 41 y 44 de nuestra era. Se le ha apodado "Matamoros" , puesto que en el siglo XII se redacta en Santiago de Compostela el llamado Privilegio de los Votos, que atribuye al rey Ramiro I una victoria frente a los moros en Clavijo en 844, victoria obtenida gracias a una aparición de Santiago. La primera representación de Santiago a caballo, que data del siglo XIII y se conserva en la catedral compostelana, muestra a mujeres agradecidas ante el caballo del santo. El miles Christi medieval, imagen poco frecuente, se convierte a partir de la segunda mitad del siglo XV y a lo largo del XVI en Santiago Matamoros, defensor del catolicismo frente a todos sus enemigos: los turcos, los herejes y los paganos cuyos cuerpos o cabezas ruedan entre las patas de su caballo.

     
Imagen de Santiago Matamoros en Carrión de los Condes

Pero según la Biblia, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro, lejos de ser un caballero cristiano en cruzada contra los herejes; tiene un trato preferente y místico con Jesús: es testigo presencial de la resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:21-43), de la transfiguración de Jesús (Lucas 9) y de la oración en el Huerto de los Olivos (Marcos 14:33). Según una tradición medieval, después de Pentecostés (donde los apóstoles reciben del Espíritu Santo el don de hablar todas las lenguas del mundo), los apóstoles son enviados a la predicación y Santiago se habría dirigido a España. Sin embargo, los documentos históricos (y muchos evangelios apócrifos) revelan que lo más probable es que se hubiese quedado al mando de la Iglesia de Jerusalén. Se dice que incluso podría haber sido hermano del propio Jesús y que fue uno de los que luchó contra su divinización. En cualquier caso, la tradición ya le sitúa evangelizando España en compañía de sus nueve discípulos. Y en torno al año 40 la Virgen María se le aparece en Caesaraugusta (la actual Zaragoza), en lo alto de un pilar. Y es que, de acuerdo a los textos apócrifos, cuando la Virgen ve cercana la hora de su muerte, recibe la visita de Cristo resucitado. Ella le pide estar rodeada de los apóstoles el día de su muerte, pero todos ellos están dispersos por el mundo. Jesucristo le concede su deseo y permite que sea la misma María, por medio de una aparición milagrosa, quien avise a los discípulos para que regresen a Jerusalén a estar con ella en sus últimos momentos. La aparición de María a Santiago se habría producido sobre un pilar en Zaragoza, y esa columna se sigue venerando a día de hoy en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en la capital aragonesa. Santiago habría muerto poco después, decapitado por orden de Agripa I.

"Martirio de Santiago", por Alberto Durero (1509)

La leyenda se cierra con que sus discípulos habrían llevado su cuerpo (conservado de alguna manera) por el mar Mediterráneo en una mítica embarcación de piedra y habrían costeado el Atlántico nuevamente hasta Galicia, donde lo habrían enterrado en Iria Flavia, donde el obispo Teodomiro lo halló en el siglo IX. Y es que alrededor del año 813, en tiempos del rey asturiano Alfonso II el Casto, un ermitaño cristiano llamado Paio (Pelayo) le dijo al obispo gallego Teodomiro que había visto unas luces merodeando sobre un monte deshabitado. Hallaron una tumba, probablemente de origen romano, donde se encontraba un cuerpo decapitado con la cabeza bajo el brazo. El rey Alfonso ordenó construir una iglesia encima del cementerio (compositum), origen de la catedral de Santiago de Compostela (Santo Jacob del compositum). Otros sostienen que la palabra "Compostela" proviene de campus stellae, "campo de estrellas", debido a las luces que bailoteaban sobre el monte (algo similar a los fuegos fatuos). 

En el mes de mayo de 1589, Francis Drake amenazó Compostela después de desembarcar en La Coruña. El Arzobispo acordó con el Cabildo de la catedral ocultar cuanto de importante hubiese en ella. Por ello, los restos fueron depositados en un escondrijo dentro del ábside de la capilla mayor, detrás del altar. Tales restos fueron encontrado a treinta metros de profundidad respecto al suelo en 1879 por Antonio López Ferreiro.

   
Altar mayor con la imagen de Santiago Peregrino en la Catedral de Santiago de Compostela, bajo la cual se encuentra la supuesta tumba del apóstol


Ahora bien, ¿tenemos algo en el Museo del Prado relacionado con nuestro santo patrón? Pues tenemos por ejemplo un fantástico lienzo de Francisco Camilo, pintor español de origen florentino; que estuvo en la Cartuja de El Paular. Se ha titulado "El Apóstol Santiago a caballo", siguiendo la tradición iconográfica de Santiago Matamoros.


Otro ejemplo es el lienzo que pintó Bartolomé Esteban Murillo para su serie dedicada a los apóstoles. Realizado en torno a 1655, a Santiago le identifica el bordón que sostiene con la mano derecha y la viera que muestra en el pecho. La contundencia de su anatomía y la tipología de su rostro nos recuerdan las enseñanzas que Murillo y sus colegas españoles recibieron de Ribera. El lienzo se titula "El apóstol Santiago", y sigue la iconografía del peregrino ya anciano.


Hubo otros artistas, como Rubens, que también hicieron una serie de apóstoles. Sin embargo, dentro de esta iconografía de Santiago Peregrino, quiero destacar una pintura del maestro hispano-flamenco Juan de Flandes, quien fue pintor de corte de Isabel la Católica. En esta tabla, que pintó en torno a 1507, se representa otra vez a Santiago con un clásico atuendo de peregrino. En su sombrero muestra la vieira, símbolo distintivo de las peregrinaciones a Compostela, como la cruz griega y la palma lo eran de las que se dirigían a Jerusalén; y la doble llave y la Verónica de las que se dirigían a Roma. Con el estilo tan típicamente flamenco, este "Santiago Peregrino" es una obra maestra.


Y por último, aunque no por ello menos importante, tenemos otro martirio. Concretamente este "Martirio de Santiago", realizado en torno a 1640 por el maestro sevillano Francisco de Zurbarán. Aquí el santo está siendo decapitado por orden de Herodes Agripa I, que aparece detrás de él con turbante. Se ha supuesto que la tabla formó parte de un retablo que realizó Zurbarán para la iglesia de Nuestra Señora de la Granada (Llerena, Badajoz). La hipótesis sobre su procedencia descansa en su estilo, que concuerda plenamente con el que cultivaba el pintor a finales de los años treinta, y en su iconografía; pues la Llerena dependía de la Orden de Santiago.


Hoy tenemos la suerte de contar con todas estas maravillosas obras (y muchas más) en nuestro Museo del Prado. Recomendamos que hoy, fiesta nacional de nuestro patrón, se acerquen al museo para descubrir (o redescubrir) algunas de sus maravillas. Hoy, más que nunca, Ultreia!

sábado, 9 de julio de 2016

Eclosión

Sé que parece que llevo como mil años sin publicar nada por aquí, pero en realidad sólo ha sido un mes. Y para retomar el ritmo (o por lo menos intentarlo), os traigo una escultura que se está mostrando de forma temporal en el Museo del Prado: la obra en cuestión se titula, evidentemente, "Eclosión", y es del catalán Miquel Blay.


Esta pieza está integrada en una pequeña exposición temporal sobre el artista, que lleva por nombre "Solidez y belleza". A pesar de que tiene varias obras, sólo me voy a detener en comentar brevemente ésta. Representa a una pareja de jóvenes en el instante del primer roce de sus cuerpos. Mediante un estilo que podríamos denominar lírico, se crea una escena de íntima ternura, gran belleza e intenso sentimiento. Sin embargo, la temática tiene un par de cosas que decirnos. Los expertos la han relacionado con la fábula de Dafnis y Cloe en su descubrimiento adolescente del amor y la sensualidad, además de con la iconografía de Paolo y Francesca, que tanto éxito tuvo en la pintura decimonónica. Sin embargo, éste es un planteamiento poco habitual para ese tema, ya que la figura masculina aparece embelesado por la belleza de la mujer, y no en una actitud protectora. Y creo saber por qué.

Esta escultura es un canto al Sagrado Femenino. Es decir, al culto a la Diosa. Me explico: el término "eclosión" hace referencia a la acción de nacer o brotar un ser vivo después de romper la envoltura que lo contenía. En este caso, quien nace es la mujer. Y nace de la Tierra, como buena Diosa que es. El lector mismo puede comprobar cómo el cuerpo femenino se funde con la roca, mientras que su pelo se mimetiza con las plantas.

 

Si el lector no me cree le animo a que vaya al Museo a comprobarlo: la mujer está emergiendo de la roca, del núcleo ctónico, personificando a la Madre Naturaleza en la figura de una joven dama, de la que el hombre queda embelesado. La muchacha tiene una actitud de serenidad y majestad, llevando flores en su mano; y es el joven el que se acurruca en su pecho como un hijo con su madre. Es la personificación de la divinidad femenina, de la madre-esposa. Y el hombre trata de reencontrarse, de fundirse con ella y retornar, así, a la anhelada Unidad.