domingo, 29 de mayo de 2016

500 años sin El Bosco

El próximo martes, 31 de mayo, se abre al público El Bosco. La exposición del V Centenario en el Museo del Prado. Es una ocasión irrepetible para disfrutar del extraordinario conjunto de ocho pinturas del artista que se conservan en España junto a excelentes obras procedentes de colecciones y museos de todo el mundo. Se trata del repertorio más completo de El Bosco, uno de los artistas más enigmáticos e influyentes del Renacimiento, que invita al público a adentrarse en su peculiar visión del mundo a través de un montaje expositivo espectacular que presenta exentos sus trípticos más relevantes para que se pueda contemplar tanto el anverso como el reverso.

 

El Bosco. La exposición del V Centenario se centra en las obras originales de este artista y se articula en siete secciones. La primera, "El Bosco & 's-Hertogenbosch", nos sitúa en la ciudad donde transcurrió su vida, (Bolduque para los españoles). Dado el carácter monográfico de la muestra, y ante la dificultad que plantea fijar su cronología, se ha distribuido su obra en seis secciones temáticas: Infancia y vida pública de Cristo, Los santos, Del Paraíso al Infierno, El Jardín de las Delicias, El mundo y el hombre: Pecados Capitales y obras profanas, y La Pasión de Cristo.

     

La exposición incluye asimismo obras realizadas en el taller de El Bosco, o por seguidores a partir de originales perdidos. Otro grupo de obras, entre las que figuran pinturas, miniaturas, grabados a buril de Alart du Hameel, relieves de Adrien van Wesel y el manuscrito del Comentario de la pintura de Felipe de Guevara, permitirá entender mejor el ambiente en el que se gestaron las obras de El Bosco, la personalidad de alguno de sus clientes, como Engelbert III de Nassau, o la valoración que se hacía de la pintura en el siglo XV-XVI. Gracias al interés que mostró por El Bosco el monarca español Felipe II, España conserva el mayor conjunto de originales suyos y todos ellos figuran en la exposición (aunque actualmente sólo contamos con ocho piezas, en los tiempos de Felipe II en nuestro país se encontraban 26 obras del artista). El Prado, heredero de la Colección Real junto con Patrimonio Nacional, custodia seis obras entre las que destacan los trípticos de "El Jardín de las Delicias", la "Adoración de los magos" o "El carro de heno". A ella se suma "El camino del Calvario", de El Escorial. Una obra que, gracias a la generosidad de Patrimonio Nacional, se traslada desde la muestra El Bosco en el Escorial para unirse a la magna exposición en el Museo del Prado.

        

Lo mismo ocurre con el "San Juan Bautista en meditación", de la Fundación Lázaro Galdiano, uno de los mejores frutos del afán coleccionista de José Lázaro. Junto a estas obras, los préstamos procedentes de Lisboa, Londres, Berlín, Viena, Venecia, Rotterdam, París, Nueva York, Filadelfia o Washington, entre otras ciudades, hacen de esta muestra un acontecimiento único para sumergirse en el imaginario de uno de los pintores más fascinantes del arte universal. 

En previsión del extraordinario interés que puede despertar este acontecimiento expositivo, el Museo ha establecido una prolongación en el horario de apertura de la exposición (dos horas más de viernes a domingo) y recomienda la venta anticipada de entradas.

   

sábado, 14 de mayo de 2016

El espectáculo del Antiguo Testamento en el Arte (II)

Como dijimos el fin de semana pasado, continuamos con las representaciones artísticas del Nuevo Testamento. La mecánica a seguir es la misma: poniendo una imagen que no esté en el Museo del Prado y otra que sí esté. La entrada anterior terminó con el episodio de la lucha entre "Jacob y el ángel", de manera que retomamos desde ahí:

"El hallazgo de Moisés", de Frederick Goodall (1885). Galería de Arte de Auckland

"Moisés salvado de las aguas", de Veronés (1580). Museo del Prado, Madrid

"Moisés golpeando la roca", de Adriaen van de Venne (1625). Museo de Bellas Artes de Angers

"Moisés y el agua de la roca", de Juan Antonio de Frías y Escalante (1668). Museo del Prado, Madrid

"David y Goliat", de Caravaggio (1607). Instituto de Arte, Chicago

"David vencedor de Goliat", de Caravaggio (1600). Museo del Prado, Madrid

"Bethsabee", de Jean Léon Gérôme (1889). Museo del Louvre, París

"Bethsabé en el baño", de Luca Giordano (1698). Museo del Prado, Madrid

"Judith y Holofernes", de Caravaggio (1599). Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma

"Judith y Holofernes", de Tintoretto (1577). Museo del Prado, Madrid

Susanna and the Elders (1610), Artemisia Gentileschi.jpg
"Susana y los viejos", de Artemisia Gentileschi (1610). Castillo Weissenstein, Pommersfelden

"Susana y los viejos", de Guercino (1617). Museo del Prado, Madrid

Terminamos esta entrada con la historia de Susana y los viejos, contenida en el Libro de Daniel. No es que no haya más pinturas sobre el Antiguo Testamento (que haberlas, haylas), sino que no dispongo de tiempo y mi intención no es fatigarte. Si os han gustado estas dos entradas quizá el fin de semana que viene veamos algunas pinturas del Nuevo Testamento... no sé, ya veremos. ¡Hasta la próxima!

sábado, 7 de mayo de 2016

El espectáculo del Antiguo Testamento en el Arte (I)

La historia de la pintura occidental sencillamente no podría entenderse sin el cristianismo, en todas sus ramas. Las causas de tan sólido matrimonio entre el arte y la religión dan para una tesis, pero en un primer vistazo es evidente que si la segunda descubría en el arte un atractivo vehículo para su mensaje, éste no resultaba menos beneficiado al encontrar en la religión patrocinio y, no menos importante, inspiración. Raro es el pintor que de forma reiterada o al menos en algún momento de su carrera no haya querido retratar algún pasaje bíblico. Los ejemplos son innumerables, así que como una primera acotación nos vamos a centrar ahora en el Antiguo Testamento. La verdad es que no le falta de nada: crímenes espantosos, sexo salvaje, lluvias de azufre y fuego, fenómenos paranormales, venganzas, traiciones y sobre todo mucho espectáculo y efectos especiales. De manera que en la entrada de hoy va una pequeña selección de piezas. No habrá texto, pues poco hay que decir ante la maravilla. A riesgo de tirar piedras contra mi propio tejado, el arte es ante todo una herramienta para lo sensible. No está hecho para ser visto, sino para ser sentido. Así que aquí dejaré ya de hablar y me limitaré a mostrar a los lectores la selección de obras que he realizado. Primero pondré una que esté fuera del museo, para a continuación presentar otra que trate el mismo tema y que se conserva en el Museo del Prado. No sé, quizás sea interesante. Aquí os lo pongo, espero que disfrutéis.


  
"El nacimiento de Adán", de Miguel Ángel (1511). Capilla Sixtina, Roma


"El nacimiento de Adán". Pintura mural de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo 
(Siglo XIII). Museo del Prado, Madrid.

Adán y Eva de Friesz Othon
"Tentación (Adán y Eva)", de Friesz Othon (Siglo XX). 
Museo del Hermitage, San Petersburgo

(Clic para ampliar)
"Adán y Eva", de Tiziano (1550). Museo del Prado, Madrid

"Expulsión. Luna y luz de fuego", de Thomas Cole (1828). Museo Thyssen, Madrid

"Tríptico de la Redención: Adán y Eva expulsados del Paraíso" 
(1450). Museo del Prado, Madrid

"Caín y Abel", de Tintoretto (1552). Gallería de la Academia, Venecia

"Caín matando a Abel", de Frans Francken II (Siglos XVII). Museo del Prado, Madrid

"El despertar de la tristeza", de William A. Bouguereau (1888). 
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

(Aquí me he permitido una licencia, puesto que en el Museo del Prado no hay ningún cuadro que refleje este momento. Pero es que, aunque en el Génesis no se hace mención tampoco a este instante, así imaginó Bouguereau a Adán y Eva expresando su duelo ante el cuerpo de su hijo Abel. Una escena con una gran carga emocional para el artista, quien había perdido a su propio hijo poco antes de pintar este lienzo, y que inevitablemente recuerda a La Piedad de Miguel Ángel.)

"El Diluvio", de Leon François Comerre (1890). Museo de Bellas Artes de Nantes

"El Diluvio Universal", de Jan Van Scorel (1530). Museo del Prado, Madrid

"La Torre de Babel", de Pieter Brueghel "el Viejo" (1563). 
Museo de Historia del Arte, Viena

"Construcción de la Torre de Babel", de Pieter Brueghel "el Joven" (1595).
Museo del Prado, Madrid

"La destrucción de Sodoma y Gomorra", de John Martin (1832).
Tate Gallery, Londres

"Lot y sus hijas", de Francesco Furini (1634). Museo del Prado, Madrid

"El sacrificio de Isaac", de Caravaggio (1603). Galería Uffizi, Florencia

"El sacrificio de Isaac", de Andrea del Sarto (1528). 
Museo del Prado, Madrid

"Jacob luchando con el ángel", de Alexander L. Leloir (1865).
Museo Roger-Quilliot, Clermont-Ferrand (Francia)

"Lucha de Jacob contra el ángel", de Luca Giordano 
(1694). Museo del Prado, Madrid


Terminamos esta primera entrada dedicada a las pinturas del Antiguo Testamento con la lucha que mantuvo el patriarca Jacob con "el ángel" (en ningún momento se desvela tal naturaleza), y tras esa lucha Jacob recibirá el nombre de Israel ("aquel que lucha contra Dios") y será el padre de las Doce Tribus. No quiero extenderme más porque tampoco dispongo de tiempo. Espero que los lectores hayan disfrutado con este pequeño repaso de los relatos veterotestamentarios, que seguiremos el fin de semana que viene. ¡Hasta entonces!