sábado, 26 de marzo de 2016

Post Mortem

He pasado un mes sin publicar nada en este blog, en parte porque no tenía nada que contar, en parte porque he centrado la mayor parte de mis esfuerzos en el otro blog. Pero ya que estamos en Semana Santa, concretamente en Sábado Santo - ese momento intermedio entre la muerte y la resurrección de Jesús -, he decidido traeros algunos cuadros del Prado, de distintos artistas, que ilustran muy bien esos momentos de la vida/muerte de Jesús. El primero es, lógicamente, la crucifixión. Y más concretamente, "Cristo Crucificado", de Velázquez. El momento de la muerte, en su aspecto más puro. Sin artificios.


Cristo crucificado.jpg

Velázquez no incluye en su lienzo nada que augure la posterior resurrección. Muestra a Jesús con la cabeza gacha, inerte, sus cabellos cayendo sobre su rostro mientras mana la sangre de sus heridas. Con todo, Velázquez ha decidido incorporar un soporte para los pies en la cruz, de manera que Jesús puede apoyarse en él. También es una de las pocas crucifixiones donde aparecen cuatro clavos en lugar de tres. Pero todo denota soledad, respeto... es la imagen de la misma muerte, fondo negro incluido. 

Muy distinto es el momento posterior, cuando José de Arimatea - miembro del Sanedrín y uno de los hombres más ricos de Jerusalén - le pide a Poncio Pilato que le permita darle a Jesús un enterramiento digno, puesto que ha muerto en la cruz. Pilato acepta, y ese momento en el que los más fieles seguidores del Cristo le bajan de la cruz y le envuelven en una sábana blanca queda perfectamente reflejado en la pintura titulada "El Descendimiento", de Roger van der Weyden.



En esta obra Van der Weyden refleja no sólo el descendimiento de Cristo de la cruz, sino que incluye simbólicamente los tres elementos que convierten a Jesús en lo que es. El fondo dorado, típico del arte gótico, se usaba ya en el Antiguo Egipto como representación de la divinidad. Refleja a Jesús Dios. Por su parte, el hombre calvo en segundo plano, a la derecha del lienzo, sostiene una urna funeraria que es símbolo de muerte. El símbolo de Jesús Hombre. Y finalmente, en la parte baja del lienzo, a mano izquierda, encontramos una calavera al lado de una pequeña planta en flor. Es el símbolo de la resurrección. Después de la muerte hay vida. Es el emblema de Jesús Resucitado. Y Van der Weyden lo incluye todo en el mismo lienzo, entre otras muchas cosas que no vienen a cuento. Porque lo que ocurre después del Descendimiento, lo sabemos todos: Jesús es introducido en un sepulcro de piedra, en una cueva cercana al monte Gólgota, lugar de la crucifixión. Así lo refleja Tiepolo en su "Entierro de Cristo".



Tiepolo, ya en el siglo XVIII, hace gala de un exhaustivo naturalismo. Nicodemo, José de Arimatea y los hombres que dan sepultura a Jesús son hombres mortales, sin signos de divinidad. Solamente la Virgen María, a la izquierda del lienzo vestida de azul, luce un discreto halo de santidad. El cuerpo de Jesús es cadavérico, blanco como el mármol, es realmente el cuerpo de un hombre muerto. Si no fuese por ese halo de santidad de María y los querubines que aparecen sobre el cadáver de Jesús, podría ser un enterramiento cualquiera, sumamente realista. Pero no lo es, porque todos sabemos lo que pasará al tercer día, una vez transcurrida la Pascua judía. Nos lo muestra El Greco en su "Resurrección de Cristo".

 Resurreccion Prado.jpg

Jesús reaparecerá como vencedor de la muerte, saliendo de su sepulcro. Sin embargo, esta escena no la describen los Evangelios. Tampoco se dice en los textos originales que hubiese soldados romanos custodiando la tumba de Jesús - ¿por qué habría mandado Pilato vigilar la tumba de un muerto? -. Todo eso son interpretaciones de exégetas posteriores, quienes habrían interpretado que Pilato tenía miedo de lo que decían algunos seguidores de Jesús, de que resucitase, y por eso ordenó a sus hombres que guardasen la entrada del sepulcro. Hay otros que dicen que en realidad tenía miedo de que robasen el cuerpo para poder decir que había resucitado. Sea como fuere, lo que El Greco - y tantos otros artistas - representó es Jesús resucitado saliendo del sepulcro, con la consiguiente sorpresa y temor de los soldados romanos. ¿Y qué ocurrió después? ¿Fueron a dar parte a Pilato? En la Biblia no se dice nada al respecto. Lo único que se dice es que pasado el Sábado Santo, María Magdalena y María Salomé - la madre de Santiago el Mayor y Juan - fueron al sepulcro de Jesús y se encontraron con que la enorme piedra que tapaba la entrada del sepulcro estaba corrida, y el sepulcro estaba vacío. Se dice que en el interior encontraron a un ser con blancos ropajes brillantes, y que tuvieron miedo. Pero el ser les dijo:

"No os turbéis. El que buscáis, Jesús nazareno, el crucificado, resucitó, no está aquí. 
Ved el lugar en que lo pusieron. Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro que 
él irá delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como él os dijo."
Marcos 16:7-8

Las dos Marías salieron huyendo del sepulcro, porque estaban aterrorizadas. Pero una de ellas, María Magdalena, viviría un momento aún más sorprendente. Es lo que representa Corregio en su "Noli me tangere": el encuentro de la Magdalena con Cristo.

  Correggio Noli Me Tangere.jpg 

Noli me tangere significa en latín "no me toques". Es lo que le dice Jesús a María Magdalena después de haber resucitado y encontrarse con ella - que, por cierto, es la primera testigo de la resurrección -. María, al verle, pretende abrazarle y besarle al grito de "¡Maestro!", pero Jesús le prohíbe tocarle "porque aún no he ascendido al Padre". Este es uno de los momentos más místicos de la vida de Jesús. Después de la muerte ha resucitado, cierto, pero aún está a medio camino entre el mundo de la materia y el del espíritu. Si entra en contacto directo con la materia - el cuerpo de María Magdalena - volverá a estar corrupto y no podrá ascender al mundo del espíritu. Éste es el momento de la transmutación de Jesús, cuando su cuerpo - materia - debe morir - crucifixión - para volver a ser espíritu - resurrección - y ascender de nuevo al mundo sutil, su verdadero hogar. Y ese regreso a su mundo natural, al mundo de Dios, es lo que plasma Juan de Flandes en su lienzo titulado "La Ascensión del Señor".


Éste es el último instante que Jesús pasa en el mundo de los hombres. Después de decirles a sus discípulos que vayan y prediquen su mensaje por todo el mundo conocido, asciende en una nube, de vuelta al mundo de Dios. Y son sus seguidores los que deben difundir su mensaje por todos los pueblos. Será aquí cuando se formen las dos Iglesias. Por una parte estará la de Pedro, la ortodoxa, la Iglesia de Roma, la oficial y la que contará con la protección del emperador Constantino cuatrocientos años después de que Jesús haya ascendido al reino del Padre. Por otra parte estará la Iglesia de Juan y María Magdalena, la Iglesia gnóstica, mística y primitiva, la que entenderá el verdadero mensaje de Jesús, la que predicará que Dios está en cada uno de nosotros - porque todos somos Dios -, que el Reino de Dios está en nosotros y que la salvación debemos buscarla en nuestro interior. La resurrección de Jesús es una enseñanza más, nosotros también podemos purificarnos cuando llegue nuestra hora. Eso es lo que aprendieron María Magdalena y Juan, "el discípulo amado". Lógicamente, entre estas dos Iglesias hubo una lucha brutal que se saldó con las persecuciones de herejes, la quema de brujas, la censura, los asesinatos de la Inquisición, las cruzadas.... todo ello llevó a la victoria de la Iglesia de Pedro. Mas el mensaje de la Iglesia Gnóstica no se perdió. Juan de Flandes lo sabe al pintar esta obra. Pues, ¿quién es la figura que está de frente a la Ascensión de Jesús y que da la espalda al espectador? ¿Es Juan, con su característica túnica roja? ¿Es María Magdalena, de largos cabellos? No importa. Porque el mensaje que pretendían transmitir ambos es el mismo. Y Juan de Flandes, al colocar a este personaje en esa posición, se convierte a sí mismo, y a todo el que lo contempla, en un seguidor de esa Iglesia.

"Tríptico de la Pasión", de Luis de Morales

No hay comentarios:

Publicar un comentario