lunes, 23 de febrero de 2015

Leonardo Da Vinci & las Sociedades Secretas


"Salvatore Mundi", última obra de Leonardo.

Nessuna cosa si può amare nè odiare, se prima
non si ha cogniton di quella.

[No se puede amar ni odiar nada si antes
no se ha llegado a su conocimiento.

- Leonardo Da Vinci


¿En qué medida el genio indiscutible de Leonardo Da Vinci comulgó con el conocimiento que sólo se otorga a aquellos iniciados en el Misterio? ¿Es posible disociar su obra del misticismo impreso en los símbolos que se presentan en aparente inocencia al espectador? 
Se dice que, siendo niño, Leonardo buscaba ser obsequiado por su padre con objetos por los cuales manifestaba un vivo interés. El progenitor del genio, ser Piero Da Vinci, era notario, canciller y embajador de la República de Florencia; lo que le obligaba a viajar con relativa frecuencia. El problema era que cuando volvía al hogar descubría que el interés que mostraba su hijo había cambiado: que si al irse el niño tenía curiosidad por la vida y el funcionamiento de la naturaleza, al regresar tenía en la mecánica la fuente de su curiosidad, o en los animales mitológicos, o en la historia sacra. Así, aquello que el padre traía consigo (libros, pequeñas máquinas, acaso algún especímen disecado) se revelaba si no inútil, al menos atrasado con respecto a las inquietudes de su hijo, siempre en movimiento, siempre en otra cosa. 
Esta pequeña anécdota familiar nos hace conocer el carácter con el que sería conocido Leonardo a lo largo de toda su vida. La historia puede ser o no cierta, pero sin duda es verosímil. Da Vinci es el paradigma del hombre renacentista, aquel en quien la curiosidad del humanismo se manifestó con mayor autenticidad y provecho.
Sin embargo, también es cierto que esta misma celebridad nos impide ver realmente la obra de Leonardo, tanto la consumada como la que solo proyectó. Sus pinturas y bocetos se han reproducido tantas veces, su genialidad ha sido tan publicitada que parece que ya nada puede sorprendernos cuando hablamos del hombre. Este proceso, sin embargo, no es casual. Parte esencial del misterio es ocultarse en lo que parece obvio y evidente, en esa especie de superficie profunda sólo asequible a los iniciados en el conocimiento específico: "llamad y se os abrirá" , dice el evangelio de Mateo.

Así, Leonardo y su obra son también objeto de una curiosidad que va más allá del humanismo en el sentido neutro, aséptico, que este adquirió con los años. No olvidemos que el Renacimiento es la época inmediatamente posterior al llamado "oscurantismo" de la Edad Media: una forma más bien injusta de denominar todo un periodo del pensamiento europeo cuyo pecado, cuya falta, es no comulgar con los valores del racionalismo que imperaría a partir de los siglos siguientes. En ese sentido, es obvio que la transición no fue límpida ni las nuevas maneras de pensar acabaron instantáneamente con prácticas heredadas del pasado. De esta manera la figura de Leonardo connota cierta iluminación. 


Una muestra del sentido peyorativo 
del término "oscurantismo", por Emilio Zapata

Viene de ahí esa cualidad mistérica, oculta, que en ocasiones se ha atribuido a la obra de Leonardo, ligando parte de su genialidad a un sistema más amplio que toma la forma de una Sociedad Secreta, una comunidad poseedora de un conocimiento que entrega sólo a los probos (como Isaac Newton y su relación con los Rosacruces). Esto que decimos es cierto: Leonardo Da Vinci pintó "La Última Cena", ¿pero ésta sería la misma sin el cúmulo de significados que se agolpa ante el espectador?

Da Vinci, la gran imagen que tenemos de la genialidad omni-abarcante, que se extiende sobre todos los campos con pinceladas luminosas pero cautiva también por su método hasta tal punto que históricamente se le ha atribuido cierta conexión con el misticismo. Las técnicas de Leonardo para maximizar el conocimiento, que hoy podría ser parte de una revista de salud o de ciencia, en una época anterior parecen los frutos de la preclaridad y el ocultismo. Una figura de su inmensidad siempre se recarga de un aura de misterio.

Parte de las conexiones no del todo comprobadas, alimentadas por los best sellers que existen en torno al genio de Leonardo, lo relacionan con dos hermandades: por una parte, los Misterios de Mitra. Por otra, el Priorato de Sión (también llamado El Consorcio).
De la primera, llamada mitraismo y considerada casi una religión, sus orígenes se pierden en la Antigüedad mediterránea. Pero si sobrevivió hasta la época de Leonardo fue por su amplia presencia en la milicia romana y también por los muchos símbolos que lo hermanaron secretamente con el cristianismo. Los soldados de las legiones romanas eran especialmente devotos de Mitra, una divinidad cuyo origen algunos sitúan en Asia Menor. Concretamente en el enigmático pueblo de los hititas, vencedores en un par de ocasiones de los ejércitos faraónicos; aunque igualmente otros lo asocian a un dios védico de la luz.

      

Estatua del dios solar Mitra matando al toro, escultura del siglo II
actualmente en el British Museum, Londres.

Entre las distintas características que definen al mitraísmo, una de las más significativas es que el culto se llevaba a cabo en cavernas naturales o construcciones que las imitaban. En cierta forma este era el vínculo de los grandes misterios de la Antigüedad (como los de Eleusis o los de Isis) que se mantuvieron a lo largo del tiempo (los adamitas del Bosco ya en el siglo XVI). Todos comparten ese rasgo de sustraerse de la mirada de lo común, de llevar a los iniciados y a los Maestros a un rincón apartado pero al mismo tiempo íntimo donde confluyen esas potencias del mundo que rigen de manera invisible el universo. 
Por otra parte, en los misterios de Mitra hay una base simbólica que permitió cierta mímesis con la nueva religión con pretensiones de hegemonía: el cristianismo. Como en esos trabajos artesanales de los pueblos conquistados donde bajo los rasgos de la nueva deidad se disimulan los de la antigua, así el mitraísmo pareció asimilarse con los seguidores de Jesús, gracias a circunstancias como que ambos pueblos creían en un ser salvador, en la transposición de la carne y la sangre de la víctima sacrificada en pan y en vino o (como también en el caso de Isis y Horus), el nacimiento de un hombre del vientre de una virgen. También su muerte y su resurrección además de otros detalles menos trascendentes como la consagración del domingo como día dedicado al culto de la divinidad o la de la principal festividad de esta el 25 de diciembre. Pero estos detalles aparentemente menos relevantes son igual de importantes en la práctica al momento de asegurar el paso más o menos indemne del conocimiento custodiado al nuevo suelo donde florecerán sus semillas.

Por otro lado, en el caso del Priorato de Sión, se trata de una sociedad que también plantea un desafío a los límites de la realidad y la fantasía, de la historia y el mito. Algunos sitúan su fundación en la década de 1950 en Francia por Pierre Plantard, un dibujante que bosquejó la historia de la cofradía con supuestos fines lúdicos, sembrando el interrogante sobre la realidad de su existencia. ¿Pero acaso no es la broma, la ficción, una de las mejores estrategias para ocultar una verdad y un asunto serio? "Con el anzuelo de la mentira pescarás la carpa de la verdad" escribió Shakespeare en Hamlet. ¿Nunca ha existido y nunca existirá, como decía Borges?
Lo interesante del Priorato de Sión es que dentro del tejido de la mitología esotérica se considera que una de sus principales misiones fue preservar el Santo Grial, el recipiente donde según la leyenda José de Arimatea recogió la sangre de Cristo. Solo que esto no debe tomarse en sentido literal, sino metafórico: el Santo Grial es, dentro de la simbología del Priorato, el vientre de una mujer donde se guardó efectivamente la sangre del Salvador, que es otra forma de llamar a su descendencia. Según esta genealogía la dinastía de los Merovingios, una de las 4 grandes y emblemáticas dinastías del trono de Francia (junto a los Carolingios, los Capeto y los Borbones) son herederos directos de Cristo, hijos después de varias generaciones de Jesús y María Magdalena; y por tanto, del rey David.

                              
   Emblema del Priorato de Sión, con                                  
  especial relevancia de la Flor de Lis.                                   Dinastía de los Merovingios

De esta manera el Santo Grial (es decir, la copa) se convierte en el símbolo primigenio del triángulo invertido, que se asocia con el útero de la mujer. En este caso, de María Magdalena. Según la mitología del Priorato, cuando Jesús fue crucificado la Magdalena llevaba en su vientre al hijo de ambos. Para impedir que el ejército romano también diese muerte al niño, la joven María huyó en compañía de ciertos discípulos (el Priorato original) y llegó a las costas de Marsella (lo que explicaría que su culto esté tan extendido en esa región). Allí, a orillas del mar daría a luz a su hija, Sara; y comenzaría la estirpe merovingia que se pierde en el tiempo.

En el sistema jerárquico del Priorato de Sión (fantasía o historia secreta) la lista de los Grandes Maestros incluyen nombres como René d'Anjou (rey de Nápoles), Robert Fludd (eminente médico, astrólogo y místico inglés), Isaac Newton, Claude Debussy (compositor francés de la talla de Ravel) o Jean Cocteau (artista, ocultista y cineasta francés), destacando por supuesto el de Leonardo Da Vinci. Todos ellos tienen en común la marca de la genialidad, pero comprenden una lista tan dispar que evoca una sociedad más parecida a la Liga Fantástica que a las logias masónicas. 

Por esta razón, y en este punto, la pregunta es en qué medida el talento de Leonardo Da Vinci participó de ese conocimiento reservado que da sentido a la existencia de una sociedad secreta. En qué medida también buscó transmitirlo por medio de sus obras, como el Maestro que susurra al oído del iniciado las palabras que este debe entender en ese momento determinado, manifestando en sus pinturas una armonía divina o dejando tal vez en sus investigaciones una especie de código secreto. Bien es cierto que los documentos oficiales que redactaba Leonardo los escribía de izquierda a derecha. Sin embargo, los cuadernos con sus investigaciones están escritos de derecha a izquierda y al revés, conseguido con ayuda de un espejo, la llamada escritura especular. ¿Por qué lo hacía? Podemos ver a continuación un ejemplo, centrado en el vuelo de las aves.



Se dice que cuando los soldados romanos destruyeron el Templo de Salomón en Jerusalén y llegaron hasta el Sancta Sanctorum (el lugar más sagrado), ahí donde se resguardaba, entre otros tesoros, el Arca de la Alianza (el puente de comunicación entre Yahvé y el pueblo elegido); encontraron este último recinto vacío. La Sabiduría ya no estaba allí, sino en la memoria de quienes habían huido con la consigna de preservarla. ¿Fue Leonardo obsequiado con ese conocimiento? Y en ese caso, ¿fue su misión acelerar el conocimiento para avanzar en un proyecto de ilustración mundial, símbolo de una divinidad racional? Tal vez nunca lo sepamos, pero se ha estimado que si Newton o Galileo hubiesen tenido acceso a los trabajos de Leonardo sobre, por ejemplo, las lentes; la historia de la ciencia habría dado un salto de una década o quizás más. También añade misterio a la figura de Leonardo el reciente descubrimiento de un código alfanumérico en los ojos de su más famoso retrato: "La Gioconda". "A simple vista los símbolos son invisibles pero con una lupa pueden verse claramente" afirma Silvano Vicenti, un miembro del comité de expertos. En el ojo derecho se encuentran las iniciales LV, presumiblemente aludiendo al nombre del autor; mientras que en el ojo izquierdo se perciben diversos símbolos que aún no han sido identificados por los estudiosos. "Es muy difícil determinar con claridad lo que son, al parecer son unas letras CE o podría ser una B; hay que recordar que este retrato tiene casi 500 años y los trazos ya no están tan definidos como cuando fue pintada. También encontramos un 72 en el arco del puente que se encuentra en segundo plano, pero también podría ser una letra L y un número 2", agregó Vicenti. 



En conclusión, no se trata solo de resaltar el cariz esotérico del gran artista florentino sino, de momento, hacer ver que durante el Renacimiento eso que echamos cómodamente al cajón de las "doctrinas secretas" era el pan de cada día. La figura de Da Vinci es inabarcable y fascinante, al igual que el hermetismo neoplatónico y la alquimia de su época. Quizá como ocurre con las teorías de la conspiración, postular que Da Vinci fue parte de una sociedad secreta o que su genio proviene de algún tipo de disciplina esotérica sea sólo una forma de entender aquello que nos parece insondable y que necesitamos incrustar en una trama que se ajuste a nuestras expectativas de lo que conforma la sociedad. Pero por otra parte, también es históricamente irrefutable que grandes personalidades como Isaac Newton se alimentaron de manera primordial de la magia, la alquimia y la masonería.

Por desgracia, en el Museo del Prado no podemos disfrutar de ninguna obra de Leonardo Da Vinci. Sin embargo, sí podemos contemplar en una de sus salas la famosa hermana de la Mona Lisa, la llamada "Gioconda del Prado". Es evidentemente una copia de la original, como tantas otras. Lo que la hace tan especial es que esta, que se encontraba en el Depósito del Museo del Prado desde su inauguración en 1819, perteneciente a las Colecciones Reales, fue pintada al mismo tiempo y en el mismo taller que la original, por un alumno de Da Vinci. No se sabe a ciencia cierta quién pudo ser, pero la calidad de la madera y los colores utilizados nos dicen que debió de ser alguien muy cercano a Leonardo, quizá Francesco Melzi o Andrea Salai (uno de los amantes del maestro). ¿Por qué Leonardo deseó y permitió que Melzi o Salai (o cualquier otro) se sentase a su lado y pintase a la vez que él el mismo tema? Misterio.



A la izquiera, "La Gioconda" original de Leonardo.
A la derecha, la réplica de uno de sus alumnos.


Sin embargo, hay un detalle extraño. La mujer retratada por Leonardo, la supuesta Lisa Gherardini, esposa del rico comerciante florentino Francesco del Giocondo; parece tener una edad en torno a los 30 o 35 años. Sin embargo, el retrato que se conserva en Madrid nos presenta a una joven que no aparenta tener más de veinte. Si se pintaron al mismo tiempo y en el mismo lugar, ¿podrían ser madre e hija? En lo que a esta pintura se refiere, todo son misterios. También hay quien defiende que la retratada es Lucrezia Borgia, hija del Papa Alejandro VI y que Leonardo Da Vinci tuvo la oportunidad de retratar cuando estuvo sirviendo como ingeniero militar en la Romagna al hermano de la modelo, César. E incluso ha identificado el paisaje de fondo con el curso alto del río Arno, perteneciente a esta región. También hay quien afirma que en realidad, lo que Leonardo plasmó en este lienzo ni más ni menos que el recuerdo de juventud que el joven artista tenía de su madre Caterina, una esclava traída en contra de su voluntad desde Constantinopla. 

La figura de Leonardo, como hemos dicho antes, está plagada de misterio y misticismo. Un dato curioso y a la vez intrigante es que en el marco de la Segunda Guerra Mundial, los aliados escondieron el famoso retrato de Leonardo Da Vinci adulto debido a que Hitler lo buscaba desesperadamente. Según informes de la Ahnenerbe, también llamada Sociedad Thule (una división especial de las SS especializada en el ocultismo), el famoso retrato del maestro florentino haría que, junto con otras custodias como la Lanza de Longinos o el Necromicrón, Adolf Hitler alcanzase el dominio de Europa y la supremacía de la raza aria.
Llegados a este punto podemos preguntarnos, ¿quién fue en realidad Leonardo Da Vinci?


Nada es verdad. Todo está permitido. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Qué nos depara el futuro?

Esta vez vamos a hablar de las futuras exposiciones que el Museo del Prado tiene preparadas. La primera que podremos ver, del 3 de Marzo al 31 de Mayo, es "La Obra Invitada": Custodia de la Iglesia de San Ignacio de Bogotá. Conocida popularmente como "La Lechuga" por el verde de sus esmeraldas, es un tesoro del arte barroco elaborado en la entonces Nueva Granada por el orfebre José Galaz. La obra contiene 1.485 esmeraldas, 1 zafiro, 13 rubíes, 28 diamantes, 62 perlas barrocas y 168 amatistas. No sólo se le considera una de las joyas religiosas más ricas y hermosas de Hispanoamérica, sino que es el testimonio de lo que sucedió durante el Barroco en una tierra de orfebres, de cómo este estilo artístico encontró nuevas dimensiones en un territorio en el que abundaban el oro y las esmeraldas y en el que aún estaba viva la cultura indígena de los más destacados orfebres del continente. 
Dentro de la cantidad de piezas de oro y plata para servir al culto católico que se desarrollaron durante el periodo colonial sobresalen las custodias, cuyo fin era presentar la hostia consagrada a los fieles. Las custodias forman parte del ritual litúrgico y son exhibidas durante la procesión del Corpus Christi. Lo que resulta curioso es que en América se prefirió elaborar las custodias en forma circular y rayos ondulantes (como "La Lechuga") dotándolas de un carácter simbólico en relación al Sol. Dato curioso, teniendo en cuenta la profunda tradición pagana del continente americano en relación con la mitología solar; como por ejemplo la ceremonia del Nuevo Sol mesoamericana.

                                                                     
             "La Lechuga"

Por otra parte podremos disfrutar, del 18 de Marzo al 14 de Septiembre, de los "Diez picassos del Kunstmuseum Basel". Debido a las reformas que se llevarán a cabo a lo largo de este año en su sede, podemos disfrutar de estas diez pinturas del maestro malagueño. Están fechadas entre 1906 y 1967, formando una pequeña retrospectiva del artista que se podrá contemplar junto a otras obras maestras del Museo. El proyecto forma parte de un acuerdo de colaboración global del Kunstmuseum Basel con el Museo del Prado así como con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde también se presentará una selección de obras procedentes del museo suizo. 
Sobre Picasso, no todo en su vida fue pintura. Aparte de la curiosidad de que el nombre completo del pintor constaba de 23 palabras o que se afilió al Partido Comunista Francés, Picasso sentía una fuerte devoción, como es lógico, por sus pinturas. Su familia cuenta que siendo ya un artista consagrado, compraba castillos y completaba sus habitaciones con sus obras. Una vez que las paredes de un castillo estaban llenas, compraba otro palacete y comenzaba a completar esta galería privada nuevamente. ¿Podía permitírselo? Sin duda. El libro de los récords Guinness nombró a Picasso como el artista más prolífico del mundo: su colección cuenta con aproximadamente 13.500 pinturas, 100.000 impresiones, 34.000 ilustraciones y 300 esculturas. 


"Femme aux chapeaux", Pablo Picasso

Del 24 de Marzo al 28 de Junio podremos ver en el Edificio Jerónimos una pequeña exposición sobre uno de los mejores artistas flamencos: "Rogier van der Weyden". Esta exposición se realiza con motivo de la restauración del gran "Calvario" de El Escorial, que se llevará a cabo en los talleres del Museo del Prado como parte de una colaboración entre el Museo y Patrimonio Nacional. 
La exposición será una oportunidad única para contemplar el "Calvario", el "Descendimiento de la Cruz" y la "Virgen de Durán" juntas, con otras obras del pintor flamenco que ya estuvieron en España como el célebre "Trítico de Miraflores" de la Cartuja de Miraflores y hoy en día en el Museo de Berlín. De esta forma la exposición permitirá apreciar no sólo las mejores obras del artista perfectamente documentadas sino también diversos aspectos de la creación artística del maestro, la fuerte relación de sus obras con la escultura o la gran influencia posterior que tuvo su arte y su repercusión en España.
Pero, ¿qué tiene de especial Weyden? En 1430 extrañamente comienza a interesarse por los episodios de la Pasión de Cristo. Sus composiciones se vuelven de colores fríos, con un sentimiento religioso trágico. Pero en realidad Weyden, como todos los artistas, plasmó sus propios pensamientos camuflados en sus obras. El artista creía que Jesucristo sufrió la Pasión y fue crucificado... pero que no murió en la cruz. Y no sólo eso: pensaba que antes de ser perseguido por los romanos se había casado con María la Magdalena. ¿Mito o realidad? 

"El Calvario", Rogier van der Weyden

Y por último, para disfrutar del 31 de Marzo al 28 de Junio tendremos "La Obra Invitada": San Juan Bautista, niño, de Miguel Ángel. Es la única escultura del artista florentino que se encuentra en España. Se trata de una obra de juventud, anterior a "La Piedad" del Vaticano y a los frescos de la Capilla Sixtina. La escultura fue donada por el Duque de Florencia Cosme I de Medici a Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V. Cobos la envió a España, a su villa de Sabiote (Jaén) pasando a enriquecer tras su muerte la capilla sepulcral que mandó construir en su ciudad natal de Úbeda. La escultura se expone desde el siglo XVI en la capilla del Salvador de Úbeda en Jaén, y fue recuperada por la bibliografía artística en 1930 como obra de Miguel Ángel. 
Entre las curiosidades que envuelven la vida de Miguel Ángel cabe destacar el hecho de que él mismo, al ser preguntado sobre su habilidad para tallar la piedra, decía que su vena artística la había "succionado de la leche materna de mi nodriza". Miguel Ángel tuvo una nodriza cuyo marido era picapedrero, y según el artista había bebido tanto de la leche materna como de los martillos y cinceles de los que más tarde sería un experto.  


 El «San Juanito», de Miguel Ángel, se expondrá tres meses en el Prado
"San Juan Bautista, niño", Miguel Ángel

Recordamos que BIANOR TOURS dispone también de visitas guiadas por todas las exposiciones temporales además de la colección permanente y comentarios sobre las obras invitadas. Para más información contacte con nosotros en el tlf. 609988206, en nuestro twitter @BianorTours o en nuestra página www.bianortours.es. Gracias.

sábado, 31 de enero de 2015

Tocando el Prado

Desde el día 20 de enero hasta el 28 de junio, el Museo del Prado presenta al público la exposición "Hoy toca el Prado". Con el patrocinio de la Fundación AXA y con la colaboración de la ONCE, se trata de la primera iniciativa accesible a personas con discapacidad visual a través de la innovación y la tecnología. Gracias a ellas seis obras, representativas de los diferentes géneros del Museo, pueden ser tocadas por los visitantes.
Desarrollado con la colaboración de profesionales con discapacidad visual, este proyecto permite percibir la realidad de la pintura representada para recrearla mentalmente en su conjunto y lograr una percepción emocional de la obra. Además de las imágenes tridimensionales la exposición cuenta con material didáctico adicional como textos en braille, audioguías gratuitas y gafas opacas de cartón para facilitar la experiencia a los videntes plenos.

Las 6 obras con las que cuenta la exposición son:


1. Noli me tangere, Correggio (1525)


2. La Fragua de Vulcano, Velázquez (1630)
Velázquez - La Fragua de Vulcano (Museo del Prado, 1630).jpg


3. El Quitasol, Goya (1777)


4. La Gioconda, taller de Leonardo Da Vinci (1503-1519)


5. El Caballero de la mano en el pecho, El Greco (1580)


6. Bodegón, Juan van der Hamen (1627)



En el caso de los dos retratos y el bodegón, la escala que han utilizado los expertos es la 1:1, es decir, son reproducciones a escala real. Así describe Fernando Pérez, comisario de la exposición, que "al tocar el tulipán tiene el tamaño de un tulipán real o que la mano del Caballero es parecida a nuestra mano." Resalta también lo imprescindible de las explicaciones de la audioguía para el recorrido táctil: indica dónde debemos poner nuestras manos y el recorrido que debemos hacer para ir descubriendo las distintas figuras.
El éxito de la exposición se puede palpar en su primera semana, en la que muchas personas ciegas ya la han visitado. Por ejemplo, Carlos Galindo dice de "La Gioconda": "la cara es fácilmente reconocible con las manos: los ojos, la boca... puedes tocarla e identificarla rápidamente. Pero por ejemplo los brazos no los encontraba, así que sí se necesita de la audioguía que te vaya comentando cosas para tú poderlas distinguir, porque no es lo mismo un golpe de vista que el tacto poquito a poco." Ya son muchos los que se han acercado al Museo para disfrutar del Arte tocando algunas de sus obras más famosas.

 
                                 
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Esta exposición puede encontrarse en la Galería Norte de la Planta 0 del Edificio Villanueva. En esta ocasión, Bianor Tours no ofrece una visita guiada por la exposición debido a la audioguía gratuita que se obtiene al comienzo de la misma. No obstante, si desean información sobre nuestros recorridos, no duden en ponerse en contacto con nosotros. Gracias. 

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martes, 30 de diciembre de 2014

Un aragonés en la capital

"Goya en Madrid". Así se titula la exposición del Museo del Prado (28 Nov. - 3 May.) que concentra algunos de los famosos cartones para tapices que realizó Goya, exhibidos al lado de los de otros artistas junto con pinturas y esculturas que le pudieron servir de modelo. En esta entrada vamos a hablar un poco sobre la vida y obra de Goya, haciendo también algunos incisos sobre la exposición.

En primer lugar hay que saber que los cartones para tapices de Goya expuestos en estas salas normalmente se encontraban en la segunda planta del Museo del Prado. Debido a que esa planta necesitaba una remodelación, esta exposición es una excusa para poner los cartones en otro lugar donde pueda verlos el público.

¿Por qué se llama "Goya en Madrid"? Es muy sencillo: desde 1771, Goya estaba trabajando en Zaragoza en pinturas murales y religiosas. Pero en 1775, el aragonés es llamado a Madrid por orden del rey Carlos III para pintar algunos cartones que servirían para confeccionar los diversos tapices que decorarían los palacios reales. La confección de tapices para las dependencias de la realeza española habían sido un empeño de los Borbones que se ajustaba al espíritu de la Ilustración, pues se trataba de una empresa que fomentaba la industria de calidad. Goya comienza a trabajar en esos cartones por encargo de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en 1775, terminando su labor en 1792. No es el único: otros artistas son convocados para este trabajo, como Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez, José Camarón o José del Castillo. Todos ellos son supervisados por Francisco Bayeu, maestro y cuñado de Goya; y en última instancia por Anton Raphael Mengs. Este artista fue además el rector del gusto neoclásico en España, Así Goya comienza su labor, menor como pintor, pero importante para comenzar a introducirse en los círculos aristocráticos. La mayoría de los expertos, como Valeriano Bozal o Nigel Glendinning clasifican los cartones para tapices en cuatro series, expuestas a continuación:

Primera serie: realizada en 1775, consta de nueve cuadros de tema cinegético realizados para la decoración del comedor de los Príncipes de Asturias (los futuros Carlos IV y María Luisa de Parma) en El Escorial. A esta serie pertemecen "La caza de la codorniz", aún muy influido por la técnica de Bayeu; "Perros en traílla" o "Caza con mochuelo y red".

"Perros en traílla". Museo del Prado, Madrid

Segunda serie: se pueden distinguir dos grupos de encargos cuyo tema es la representación de los diversiones populares, generalmente de ocio campestre, como correspondía a la ubicación del Palacio de El Pardo. Por ello se insiste en localizar las escenas a orillas del Manzanares. Existen dos subgrupos, los destinados al comedor de los Príncipes en el Palacio (1776-1778) y los realizados para el dormitorio de dicho palacio (1778-1780). Hay autores que clasifican este segundo grupo como una serie aparte, entre ellos Janis Tommelson. El primer grupo comienza con "La merienda a orillas del Manzanares", inspirado en el sainete homónimo de Ramón de la Cruz. Le siguen "Paseo por Andalucía", "Baile a orillas del Manzanares" y quizá su obra más lograda de esta serie: el conocido popularmente como "El quitasol".
Para la antecámara y el dormitorio principesco pintó Goya "La novillada", donde gran parte de la crítica ha querido ver un autorretrato de Goya en el joven torero que mira al espectador: "La feria de Madrid" (ilustración de un pasaje de El rastro por la mañana, otro sainete de Ramón de la Cruz), "Juego de pelota a pala" y la más importante de esta parte: "El cacharrero", donde muestra su dominio del lenguaje del cartón para tapiz: composición variada pero no inconexa, varias líneas de fuerza y distintos centros de interés, reunión de personajes de distintos estratos sociales, calidades textiles en el bodegón del primer término, dinamismo en la carroza, difuminado retrato de la dama del interior del carruaje y, en fin, una plena explotación de todos los recursos que este género de pinturas podía ofrecer.

File:El Quitasol (Goya).jpg
"El quitasol". Museo del Prado, Madrid

"El cacharrero". Museo del Prado, Madrid

Tercera serie: tras un periodo (1780-1786) en el que Goya emprendió otros trabajos (como ejercer de retratista de moda entre la clase pudiente madrileña o la recepción del encargo de pintar un cuadro para San Francisco el Grande en Madrid y una de las cúpulas de El Pilar), retoma su trabajo como oficial en la Real Fábrica de Tapices en 1786 con una serie dedicada a ornamentar el comedor del Palacio de El Pardo. 
El programa decorativo comienza con un grupo de cuatro cuadros alegóricos a las estaciones del año (entre los que destaca "La nevada" o "El Invierno" con su paisaje de tonos grisáceos y el dinamismo de la escena), para continuar con otros de alcance social, como "Los pobres en la fuente" o "El albañil herido"
Además de los trabajos dedicados a decorar el comedor de los Príncipes se han documentado algunos bocetos realizados como preparación para el ornato del dormitorio de las infantas del mismo palacio. Entre ellos encontramos una obra maestra, "La pradera de San Isidro", que es más audaz en los bocetos y más "moderno" (por su pincelada enérgica, rápida y suelta) que en los lienzos. 
Debido a la inesperada muerte del rey Carlos III en 1788 este proyecto quedó interrumpido, si bien otro de los bocetos dio lugar a uno de sus más conocidos cartones: "La gallinita ciega".

"La nevada" o "El Invierno". Museo del Prado, Madrid

"La pradera de San Isidro". Museo del Prado, Madrid

"La gallinita ciega". Museo del Prado, Madrid

Cuarta serie: con destino al despacho del recién proclamado rey Carlos IV en El Escorial, Goya emprende la ejecución de otra serie de cartones entre 1788 y 1792 cuyos temas adquieren matices satíricos, aunque siguen dando cuenta de aspectos alegres de la sociedad española de su tiempo. Así aparecen de nuevo los juegos al aire libre protagonizados por jóvenes, como en "Los zancos"; por muchachos, como en "Las gigantillas" o por mujeres, como en "El pelele"; donde parecen regocijarse en el desquite de la posición social del hombre manteando un muñeco grotesco. 
Comienzan en esta serie a aparecer los comentarios críticos a la sociedad de su tiempo que se desarrollarán más adelante, especialmente en su obra gráfica cuyo ejemplo más temprano es la serie de Los caprichos. Aparecen ya en estos cartones rostros que anuncian las caricaturas de la época posterior, como el rostro simiesco del novio en "La boda".

   
"La boda". Museo del Prado, Madrid

Una vez terminados, todos estos cartones se tejían en tapiz y se ubicaban en la pieza a la que se le destinaban en los palacetes reales. La mayor parte de la obra se encuentra resguardada en el Museo del Prado, aunque existen algunos cartones en las pinacotecas de otras naciones. En 1858 pasaron al sótano del Palacio Real de Madrid, donde algunos fueron hurtados en 1870. Ese mismo año Gregorio Cruzada (historiador y crítico de arte, periodista y poítico) se dio a la tarea de catalogarlos y mostrarlos al público en el Museo del Prado. Aparecieron por primera vez en el catálogo oficial de la institución en 1876. Sin embargo, algunos pequeños modellos (pintados por Goya para la aprobación de los temas) se hallaban en manos de los duques de Osuna, cuyos descendientes los subastaron en 1896. En esa subasta algunas pinturas fueron compradas por el Prado y otras por coleccionistas como Pedro Fernández Durán y José Lázaro Galdiano, permaneciendo en España. 
Con este encargo Goya puede crecer como artista y elevar su condición social, que le convierte en un cotizado pintor para los altos círculos matritenses. En 1789 obtiene el ansiado cargo de Pintor de Cámara de Carlos IV (el antaño príncipe) y algunos años atrás fue admitido en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que llegó a ser Teniente Director de Pintura. 

Esta exposición de Goya puede encontrarse en las Salas A y B de la Planta 0 del Edificio Jerónimos. Bianor Tours dispone de una visita guiada por la exposición así como una ruta por la pintura que exhibe el Museo y de la que Goya es parte honorífica. Se habla de sus pinturas en la corte de Carlos IV así como la última etapa de su vida (Fusilamientos y Pinturas Negras). Si desean más información sobre estos recorridos, no duden en ponerse en contacto con nosotros. Gracias. 

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viernes, 21 de noviembre de 2014

El poeta del emperador: Tiziano Vecellio

Con motivo de la muestra "Tiziano: Dánae, Venus y Adonis. Las primeras Poesías" he decidido dedicar esta entrada al artista italiano y a la relación pictórica que mantuvo con un joven Habsburgo que llegaría a convertirse en el rey Felipe II de España. 
Recibe el nombre de "poesías" el conjunto de obras mitológicas que Tiziano pintó para Felipe II entre 1553 y 1562, cuando éste aún era príncipe. Se denominan "poesías" porque Tiziano busca en su realización el deleite de los sentidos, ajenas a interpretaciones moralizantes o simbólicas. Al referirse así a sus obras, Tiziano se asimilaba a los poetas y proclamaba su libertad para interpretar los textos que visualizaba, principalmente de "Las Metamorfosis" de Ovidio, pero también para suplirlos con la imaginación cuando lo exigía la lógica dramática. Así sucede por ejemplo en "Venus y Adonis", siendo de su invención el episodio en que Adonis intenta deshacerse del abrazo de Venus, ausente en las fuentes escritas.


 
                           "Venus y Adonis". Museo del Prado, Madrid (expuesta)

Tiziano concibió las "poesías" como demostración de ingenio: más allá de su naturaleza mitológica, la temática de las obras resultaba irrelevante siempre que permitiera visualizar ciertas ideas estéticas, principalmente la capacidad de la pintura para transmitir emociones y la superioridad de la pintura sobre la escultura, así como del colorito frente al disegno. La idea de que la pintura es superior a la escultura quiere demostrarlo Tiziano pintando a esa Venus desnuda de espaldas en "Venus y Adonis" mientras que presenta a su "Dánae" desnuda pero de frente al expectador. Esto sugiere la defensa de Tiziano de que la pintura, al igual que la escultura, se puede apreciar desde varios ángulos y puntos de vista. 


     
"Dánae". Museo del Prado, Madrid (expuesta)

La exposición se centra en las primeras poesías que recibió Felipe: "Dánae" (1553) y "Venus y Adonis" (1554) fueron versiones de otras anteriores pero revestidas del prestigio de su propietario que se convirtieron a su vez en modelo para múltiples réplicas. 

"Dánae" ilustra su seducción por Júpiter en forma de lluvia de oro. Tiziano pinta su primera versión en 1544-1545 para el cardenal Alessandro Farnese. Ésta sirvió de modelo para la de Felipe, que sustituye a Cupido por una anciana celadora que enriquece la pintura al brindar sofisticados contrapposti: juventud contra vejez, belleza contra fealdad, figura desnuda frente a figura vestida... La "Dánae" de Felipe permaneció en la Colección Real Española hasta la Guerra de Independencia. Figuraba entre las pinturas que José Bonaparte quiso llevarse de España, pero que fueron incautadas por el duque de Wellington. El británico escribiría al entonces rey Fernando VII para devolverlas a España, ya que pertenecían a la corona. El monarca contestó diciendo que se las podía quedar en calidad de botín de guerra, que él no estaba interesado en recuperarlas. De manera que la primera pintura que realizó Tiziano para Felipe II acabaría en la privada Wellington Collection, en Londres. Por suerte tenemos la oportunidad de admirarla en la exposición después de una restauración minuciosa.

 
"Dánae" para Alessandro Farnesio

"Dánae" de la Wellington Collection (expuesta)

El tamaño original de la "Dánae" para Felipe II y que acabó en manos del duque de Wellington era similar al de "Venus y Adonis", pero a finales del siglo XVIII se eliminó el tercio superior. Por descripciones y copias antiguas se sabe que incluía el rostro de Júpiter y un águila con los rayos, atributo del dios.
Hacia 1565 Tiziano pintó una tercera "Dánae" autógrafa (Museo del Prado) quizás para el mercader Francesco Vrins; una obra abiertamente erótica como sugiere la completa desnudez de Dánae y la mano separando sus piernas. Velázquez la compró en su primer viaje a Italia (1629-1631), vendiéndola en 1634 a Felipe IV.

Tiziano pintó un primer "Venus y Adonis", conocidos por copias, en la década de 1520 retomando el asunto varios años después y que sirvió de inspiración para la de Felipe. Esta pintura pareció a sus contemporáneos la más erótica de la serie por la exhibición de las nalgas de Venus, la parte de la anatomía femenina que más excitaba la imaginación masculina en aquél entonces.

La importancia de estas tres obras estriba en su extraordinaria calidad, no en su novedad ya que replican composiciones previas. Así lo corrobora la documentación técnica, que revela la utilización total o parcial de calcos en su realización. Pero si algo demuestra esta exposición es que cuando se trata de Tiziano la calidad no depende tanto de la cronología como del empeño del pintor, y que éste respondía a la identidad del destinatario y al precio pagado por su trabajo. La "Dánae" de la Wellington Collection de Londres y "Venus y Adonis" han sido expresamente restaurados para la exposición.

Junto a la "Dánae" de Londres y la "Venus y Adonis" del Museo del Prado, la serie de "Poesías" incluye también las obras que siguen a continuación. Todas ellas fueron acordadas por Tiziano y Felipe II en Augsburgo en 1551, y fueron ideadas para exhibirse conjuntamente, aunque no para un espacio concreto.

      
"Perseo y Andrómeda". Wellington Collection, Londres

"Diana y Calisto". National Gallery, Londres

"Diana y Acteón". National Gallery, Edimburgo

"El Rapto de Europa". Isabella Stewart Gardner Museum, Boston

Estas seis obras maestras forman probablemente el conjunto mitológico más influyente de la Historia del Arte. Es imposible entender a Veronés, Rubens o Carracci sin ellas según opina Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700) del Museo del Prado. Gracias a la solicitud que hizo Falomir a la Wellington Collection de Londres para restaurar un cuadro que se encontraba en un estado de conservación no muy bueno y que no se exponía al público se pudo dar a conocer que esa "Dánae", y no la del Prado como se creía, es la que pintó Tiziano para Felipe II. En su 195 Aniversario no ha sido el Museo del Prado quien ha recibido un gran regalo, sino la Wellington Collection. Lord Douro (hijo del actual duque de Wellington y heredero del ducado) y su esposa visitaron el pasado 19 de Noviembre la sala donde fue expuesto su flamante Tiziano, quedando "muy complacidos por la magnífica restauración."

Esta exposición de Tiziano puede encontrarse en la Sala 40 de la Planta 1 del Edificio Villanueva. Bianor Tours dispone de una visita guiada por la exposición así como una ruta por la pintura mitológica que exhibe el Museo y de la que Tiziano fue artífice y fundador. Si desean más información sobre estos dos recorridos, no duden en ponerse en contacto con nosotros. Gracias. 

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jueves, 6 de noviembre de 2014

Bernini, el Arquitecto de Dios

Con motivo de la exposición del Museo del Prado "Las Ánimas de Bernini. Arte en Roma para la corte española." he decidido dedicar esta entrada a la figura de uno de los más notables artistas del s. XVII: Gian Lorenzo Bernini.


Nació en Nápoles en los últimos años del s. XVI, un 7 de diciembre de 1598 y dedicó su vida a la arquitectura, escultura y pintura; trabajando sobre todo en Roma. Es considerado el más destacado escultor de su generación, así como creador del estilo escultórico barroco.

Bernini poseía la habilidad de plasmar en la piedra escenas cargadas de gran fuerza dramática, representar en sus esculturas intensos estados psicológicos y componer conjuntos dotados de una extraordinaria grandeza. Su habilidad para tallar el mármol llevó a que fuese considerado digno sucesor de Miguel Ángel, muy por encima de sus coetáneos y en especial de su gran rival, Alessandro Algardi. La imagen que nos ha legado la Historia nos dice que era un hombre profundamente religioso, que puso su arte al servicio de la Contrarreforma. Sin embargo, es sabido que Bernini utilizaba la luz como un destacado recurso metafórico para completar sus obras, en ocasiones con puntos de iluminación invisibles. Este uso de la luz podría simbolizar la luz de Dios, cierto, pero hay autores que han querido ver un trasfondo más profundo: Bernini podría haber formado parte de la secta científica de los Illuminati. Sin embargo, dejaremos esa acusación para otra entrada.

Bernini fue también uno de los mejores arquitectos del barroco romano junto con sus contemporáneos Francesco Borromini y Pietro da Cortona. Al principio de sus carreras todos colaboraron en el Palazzo Barberini, actualmente una de las dos sedes de la Galleria Nazionale d'Arte Antica y el Istituto Italiano di Numismatica que se encuentra en el barrio del Trastévere. Sin embargo, poco después los tres artistas compitieron por los encargos importantes y desarrollaron una feroz rivalidad, especialmente Bernini y Borromini.

  
Palazzo Barberini (Roma)

A pesar de la indiscutible calidad de Borromini y Da Cortona, Bernini gozó del favor de los papas Urbano VIII (1623-1644) y Alejandro VII (1655-1665), y por tanto se aseguró el proyecto más importante de la Roma de su tiempo: la basílica de San Pedro en el Vaticano. El diseño de la Plaza de San Pedro que se abre ante la basílica es unos de sus proyectos arquitectónicos más innovadores y alabados.

 

Piazza San Pietro (Roma)

Durante su extensa carrera Bernini recibió numerosos encargos, sobre todo por parte del papado. A temprana edad llamó la atención del cardenal Scipione Borghese, sobrino del Papa, y en 1621, con sólo 23 años; fue nombrado caballero por el Papa Gregorio XV. Realizó las obras más importantes durante el pontificado de Urbano VIII y aunque no tuvo tanta preeminencia durante el gobierno de Inocencio X, volvió a gozar del favor de los pontífices Alejandro VII y Clemente IX.


VIDA & OBRA

Sus padres fueron Angelica Galante, natural de Nápoles; y Pietro Bernini, nacido en la Toscana, en la población de Siesto Florentino. Su padre había viajado a Nápoles para trabajar en las obras de la Cartuja de San Martín, y fue en esa ciudad donde conoció y se casó con Angelica Galante. La familia, cuando Gian Lorenzo tenía seis años, se trasladó a Roma, donde Pietro trabaja bajo la protección del ya mencionado cardenal Scipione Borghese y a quien muestra el precoz talento de su hijo Lorenzo. 

La Roma de inicios del s. XVII era una ciudad de un fervor artístico excepcional, novedoso y revolucionario que acogía a artistas de toda Europa en una continua confrontación de ideas y experiencias artísticas. En este ambiente trabajaron maestros como Caravaggio, Anibale Carracci o Peter Paul Rubens, quienes abrieron la senda del barroco.

El joven Bernini recibió las primeras enseñanzas de su padre, el escultor manierista Pietro Bernini, cuya influencia sería notable en las primeras obras de Gian Lorenzo. Al lado de su padre aprendería la organización de un taller colectivo (en el futuro dirigiría muchos) y la fusión interna de un proyecto arquitectónico con la iconografía de la escultura y pintura.

Las obras de Bernini revelaron desde el inicio su enorme talento. En su primera fase estilística, Bernini muestra su interés y respeto absoluto por la cultura helenística, en obras que imitan a la perfección el estilo antiguo. Son de esta época las obras "Ángel con el dragón" (1) y "Fauno che scherza con gli Amorini" (2). Sin embargo, el primer proyecto totalmente en solitario del joven Gian Lorenzo es "La Cabra Amaltea" (3) en 1615. 


           


Entre 1621 y 1625 Bernini realizará cuatro esculturas que lo consagrarían como maestro y por las que recibiría su fama. Se trata de los llamados Grupos Borghesianos, conjuntos escultóricos basados en temas mitológicos y bíblicos encargados por el cardenal Borghese. Las obras en cuestión son "Eneas, Anquises y Ascanio" (1), "El rapto de Proserpina" (2), "David" (3) y "Apolo y Dafne" (4). Son obras monumentales que marcarán una nueva dirección en la carrera artística de Bernini. Las cuatro permanecen hoy en la Galleria Borghese, en Roma. 

   
 

Durante su vida Bernini gozó del favor y la protección de siete papas, aunque fueron tres los que mayores proyectos le encargaron. Todo empezó en 1623, un año crucial para la suerte de Roma: Maffeo Barberini fue elegido Papa con el nombre de Urbano VIII, un pontífice ambicioso, amante de las artes y gran admirador de Bernini a quien otorgó el título de "Arquitecto de Dios". Le consideraba el artista ideal para llevar a acabo sus proyectos urbanísticos y arquitectónicos que no tenían más fin que dar forma y expresión a la voluntad de la Iglesia de representarse a sí misma con fuerza triunfante. La asociación artística de Urbano VIII con su predilecto culminará con la realización de la Basílica de San Pedro, un templo levantado en el lugar del martirio del apóstol San Pedro; que representa el renacimiento de la Iglesia y su reivindicación moral y espiritual tras la crisis del siglo anterior. 

En 1644 comienza el papado de Inocencio X, mucho más austero que el anterior por la crisis económica de los Estados Pontificios tras los tratados de la Paz de Westfalia por los que finalizan la Guerra de los Treinta Años en Alemania y la Guerra de los Ochenta Años entre España y los Países Bajos. Este mismo año sufre la demolición del campanario de la fachada de la Basílica de San Pedro por problemas de estabilidad. Los detractores de Bernini le acusaron de incompetencia técnica mientras que el Papa le daba su apoyo. Coincidiría también con el ascenso de artistas rivales como Francesco Borromini o Carlo Rainaldi. Sin embargo, a pesar de todos estos contratiempos, Bernini realizó una de sus obras cumbres, "El éxtasis de Santa Teresa" (1). También realizará la famosa "Fuente de los Cuatro Ríos" (2), en la Piazza Navona de Roma. Sobre esta fuente, un dato curioso: una de las cuatro figuras que representan los ríos está mirando hacia la fachada de la Iglesia de Santa Agnese in Agone, diseñada por Borromini. Bien, esta figura representa al río Orinoco (3) y, según la leyenda de Roma, cada vez que Bernini pasaba por la Piazza Navona en su carruaje bajaba las cortinas de la ventanilla para no ver "el horror" que había edificado su rival Borromini. De ahí viene el supuesto gesto de desagrado ante la iglesia que muestra la escultura del Orinoco. Otra versión de la leyenda dice que los detractores de Bernini le acusaban de que era demasiado arrogante en sus proyectos, puesto que el obelisco no aguantaría y la fuente se vendría abajo. Dicen que Bernini contestó "antes que mi fuente se derrumbará la iglesia" y por eso representó a esa figura, protegiéndose de un posible derrumbe de la iglesia. No obstante, ninguna de estas leyendas es cierta, pues la iglesia es posterior a la construcción de la fuente. 

    Fuente de los ríos - detalle
Alegoría del Río Orinoco

En 1655 con la elección de Fabio Chigi como Alejandro VII, vuelve a haber un Papa humanista en el trono de San Pedro que, como Maffeo Barberini 30 años antes, se rodea de arquitectos para la ejecución de ambiciosos proyectos urbanísticos, como la reordenación de la Piazza del Popolo. Es también durante el pontificado de Alejandro VII cuando en la Piazza San Pietro se incluye la famosa columnata elíptica, espacio dedicado a las ceremonias religiosas que representa el abrazo de la Iglesia a todo el pueblo. 

Para la familia Chigi, Bernini construye dos iglesias: la colegiata de Aricaccia y la iglesa de Sant' Andrea del Quirinal (1), una iglesia pequeña de planta ovalada (como los antiguos templos griegos dedicados a la Diosa Tierra Cibeles), con la entrada en el eje menos y un óculo sobre el altar (2), en clara referencia a la secta de los Illuminati. 

                                         
                                           Iglesia de San Andrea del Quirinal

                                        
                                               Óculo de San Andrea del Quirinal

La última prueba de que tanto Bernini como la familia Chigi del Papa tenían devaneos con los Illuminati nos lo da la última obra en la que trabajó para esta familia: la llamada Capilla Chigi, en el interior de la iglesia de Santa Maria del Popolo. Originalmente, esta capilla fue comisionada por el banquero Agostino Chigi a Rafael Sanzio en el s.XVI para que sirviera de capilla funeraria para su familia. Rafael reformó la antigua capilla gótica y diseñó un armonioso espacio único que, posteriormente, completará Bernini. Y es aquí donde el artista barroco ubica dos elementos decorativos que llaman notablemente la atención: una pirámide con un óculo central, signo inequívoco de los Illuminati (1) así como una escultura titulada "Habacuc y el ángel" (2), una de las señales en el "Sendero de la Iluminación" para la secta científica. Y es que la iglesia de Santa Maria del Popolo fue en los siglos XV y XVI uno de los llamados "Altares de la Ciencia" por los Illuminati.

         

Bernini ya se había convertido en un artista de fama internacional, y en 1664 el ministro francés Colbert, durante el reinado de Luis XIV, convence al Papa para que le ceda a su artista predilecto. En 1665 Bernini parte hacia Francia con el encargo de reestructurar el Palacio del Louvre. Fue recibido como un príncipe, pero la experiencia francesa no duró más de seis meses. Su estilo no terminaba de gustar a los comisionados franceses, quienes prefirieron encargar el trabajo a Claude Perrault. A pesar de todo, sí que realizó un retrato ecuestre de Luis XIV.

Al volver a Roma, uno de los últimos grandes trabajos encargados por Alejandro VII fue la escultura del Sepulcro de Alejandro VII (1), un monumento meditativo e íntimo que representa a Alejandro VII, arrodillado y humilde, acosado por La Muerte (2), figura que porta un reloj de arena como recuerdo de que algún día el tiempo se acabará. Contiene cuatro figuras alegóricas: la Prudencia, la Verdad, la Justicia y la Caridad. Su última obra fue "El Busto del Salvador" (3), conservado actualmente en la Basílica de San Sebastián Extramuros, en Roma.

                        

         
  
Gian Lorenzo Bernini murió un 28 de noviembre de 1680 en Roma. Además de haber sido intérprete oficial del papado en su periodo de mayor dominio político, Bernini fue también una mente brillante, escritor de comedias, caricaturista y pintor cuyas obras, realizadas por su propio placer; son de tal calidad que las pocas conservadas (entre ellas, varios autorretratos) fueron atribuidas a Velázquez. El propio Bernini predijo ciertamente que tras su muerte, su fama declinaría. Ciertamente, para el gusto neoclásico sus planteamientos escultóricos eran anatemas. Para John Ruskin, crítico de arte británico del s. XIX, parecía "imposible llegar a una mayor aberración del gusto y bajeza de sentimientos". Por otra parte, para los defensores de la idea de "la verdad de los materiales" del s.XX, Bernini aparecía como "el Anticristo personificado", según palabras del más célebre apologista de esta corriente artística, Rudolf Witttkover. Sólo muy recientemente ha recuperado un prestigio comparable al que tuvo en vida, como el más grande escultor desde Miguel Ángel y uno de los gigantes de la arquitectura barroca. En opinión del historiador del arte norteamericano Howard Hibbard, durante el s. XVII "no hubo escultores o arquitectos comparables a Bernini."  

La exposición "Las Ánimas de Bernini" tiene doble importancia ya que es la primera exposición que se le dedica al artista en España. Sólo tenemos dos obras de Bernini en nuestro país: uno es el "San Sebastián" (1),conservado en el Museo Thyssen de Madrid. El otro es un "Autorretrato" (2) que se conserva en los Archivos del Museo del Prado, también en Madrid, y que se expone al público por primera vez con motivo de esta exposición.

                        


El Museo del Prado no muestra las obras de Bernini de las que dispone al público, pero sí cuenta con una extraordinaria colección de escultura, no sólo grecolatina sino también neoclásica y de los siglos XVIII y XIX. Bianor Tours cuenta entre sus servicios con una visita guiada por la escultura del Museo del Prado así como para conocer la nueva exposición temporal "Las Animas de Bernini", del 6 de noviembre al 8 de febrero. Si desean más información o realizar cualquier consulta, no duden en ponerse en contacto con nosotros. Muchas gracias.

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