Ya han pasado las fiestas de Navidad y los Reyes Magos, y toca reincorporarse a la rutina. Por nuestra parte, volvemos para ofreceros de nuevo el arte del Museo del Prado. Pero esta semana traemos un arte muy especial. Y es que, ¿os habéis preguntado alguna vez cómo representaron los maestros del pasado los episodios que celebramos en estas fechas? Pues eso es lo que vamos a ver. Y empezamos con un clásico.
"La Anunciación", de Fra Angelico (1425)
¿Qué le puedes contar a un niño? De acuerdo a los Evangelios, el arcángel Gabriel - en la tabla - se aparece a María estando ella en su casa para anunciarle que va a dar a luz a un niño que será el Hijo de Dios y el Redentor de la Humanidad. Este momento es lo que se conoce como 'Anunciación'. Sin embargo, no es eso lo que está representando aquí el pintor. O al menos, no únicamente. Como se puede ver, María cruza los brazos sobre su pecho y hace una leve reverencia, lo mismo que el arcángel. Mientras tanto, en la esquina superior (a la izquierda del observador) se pueden ver las manos de Dios envían un haz de luz en el que viaja el Espíritu Santo (en forma de paloma blanca), y Jesús en ese momento comienza a crecer en el vientre de María. Esto es lo que se llama Encarnación, el instante en el que Dios se hace hombre. El arcángel hace una reverencia en señal de respeto a la madre de Dios, la cual aparece leyendo porque se la consideraba conocedora de las Sagradas Escrituras. Es decir, una mujer letrada. Al mismo tiempo, su manto azul es una señal a su condición de reina del Cielo.
¿Qué le puedes contar a un adulto? El hecho de que una virgen tenga un hijo no debería sorprendernos en absoluto, pues son muchos los casos de tradiciones anteriores en los que se presenta esta misma situación. Sin ir más lejos, en la tradición romana por ejemplo tenemos a Rómulo y Remo, los legendarios fundadores de la ciudad de Roma, que fueron hijos de un dios y una mortal: Marte, dios de la guerra, y Rea Silvia, una virgen vestal. Pero es en la mitología griega donde más se da este caso, sobre todo con el dios Zeus, que tuvo numerosos hijos de su unión con mujeres mortales: Hércules, Perseo, Dionisos... Como vemos, Jesús no hace más que continuar una tradición preexistente muy anterior al cristianismo: la de que una mujer virgen reciba la visita de un ser divino y quede milagrosamente embarazada.
"La Visitación", de Rafael Sanzio (1517)
¿Qué le puedes contar a un niño? Después del acontecimiento que acabamos de comentar la Virgen María, ya embarazada de Jesús, se va a visitar a su prima Isabel, que está embarazada a su vez de Juan Bautista. En este cuadro del maestro de Urbino aparecen las dos mujeres embarazadas. Se dice que cuando María llegó a casa de su prima, el pequeño Juan dio un vuelco en el interior de Isabel, reconociendo así ésta en María a la madre del Salvador. De hecho, fue Isabel la primera que dijo "Dios te salve - que luego se convirtió en el 'Ave' de los romanos - María, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres", una frase que llevan repitiendo millones de personas a lo largo de los siglos. Al fondo de la pintura podemos ver el primer encuentro que tendrán los dos primos segundos: el Bautismo. A las orillas del río Jordán, situado en Galilea, Juan bautizará a Jesús contando éste con treinta años. Será entonces cuando comenzará su ministerio.
¿Qué le puedes contar a un adulto? A pesar de que esta obra está firmada por Rafael, los expertos dicen que el cuadro no lo pintó él. Suya sería el diseño y la composición, pero la realización última de la pintura habría corrido a cargo de uno de sus alumnos más aventajados, quizá Gian Francesco Penni. Sin embargo, hay algo aún más interesante. Y es que Rafael Sanzio no estaba muy conforme con las doctrinas de la Iglesia Católica y su forma de vida, aunque sus principales clientes eran cardenales e incluso trabajó para el Papa. Pero no, Rafael pensaba que la Iglesia se había alejado en su estilo de vida del verdadero mensaje de Jesús. Y él abogaba por un cristianismo más humilde y puro. Así que, como el personaje neotestamentario que representaba a la Iglesia de Roma era el propio Jesús, Rafael y muchos otros eruditos de la época buscaron otra figura que reflejase sus ideales de cristianismo primitivo. Y encontraron esa idea personificada en la figura de Juan Bautista, el eremita, el profeta del desierto. Por eso son muchas las obras de este período donde aparece Juan Bautista, tanto adulto como niño. Y es que Rafael y su círculo defendían que, de alguna manera, Jesús había nacido inferior en magisterio a Juan, ya que fue éste quien le bautizó en el Jordán y no al revés. Quizá eso fue lo que quiso representar Rafael en esa escena del fondo: la superioridad espiritual de Juan sobre Jesús.
"La Natividad", de Federico Barocci (1597)
¿Qué le puedes contar a un niño? Llegamos aquí al acontecimiento que hemos celebrado el 25 de diciembre: el nacimiento de Jesús. Según el Nuevo Testamento, José y María habían viajado a Belén - la ciudad que había visto nacer al rey David - para empadronarse por orden del emperador Augusto. Al no encontrar sitio para pasar la noche, ya que todos los establecimientos estaban ocupados, finalmente pasaron a descansar en un establo. Fue allí donde María dio a luz, y es lo que montamos en nuestras casas todos los años: el Belén.
¿Qué le puedes contar a un adulto? El hecho de que María diese a luz a Jesús en un pesebre tampoco es ninguna novedad. Resulta que, durante esos siglos, en aquellas regiones una mujer que tuviera el período no podía estar en el interior de la casa con su familia porque se consideraba impura. Así que tenía que bajar a los establos a convivir con los animales los días que durase el período. Lo mismo ocurría con los partos. De modo que Jesús no fue especial en esto, ya que todos los niños y niñas judíos del siglo I a.C. nacieron en establos. Sin embargo, el nacimiento de un semidiós como Jesús en una caverna o gruta rodeado de animales también tiene un fuerte componente simbólico. En Persia el dios-héroe Mitra también nació en una gruta rodeado de animales. También tiene importancia simbólica que Jesús "naciese" en Belén, pero eso ya lo explicamos en otra entrada, que puedes leer aquí.
"La adoración de los pastores", del Greco (1612)
¿Qué le puedes contar a un niño? Las figuras que no pueden faltar en ningún Belén son las de los pastores. Como sabéis, un ángel se apareció a varios pastores que estaban por las cercanías de Belén cuidando de sus rebaños y les dijo que el Salvador de la Humanidad había nacido en un pesebre de Belén. De modo que los pastores fueron a adorarle. En este cuadro del Greco, un pintor griego afincado en la España del siglo XVI, aparecen en la parte de abajo la Virgen con el Niño - que es fuente de luz - rodeados por los pastores, que se asombran ante el resplandor del Niño. En la parte de arriba, los ángeles cantan la gloria de Dios. Un detalle curioso: el único pastor que aparece arrodillado en posición orante ante Jesús, que nos da la espalda, es un autorretrato del propio pintor.
¿Qué le puedes contar a un adulto? Una vez más, esta escena de la adoración de los pastores no es exclusiva del cristianismo. Al dios egipcio Horus, hijo de Osiris e Isis, también vinieron a adorarle unos pastores. En el Nuevo Testamento sólo Lucas habla de la adoración de los pastores. Mateo, en cambio, sólo se refiere a la adoración de los magos. Sin embargo nosotros, por comodidad teológica, hemos acabado fundiendo ambos relatos en uno solo, a pesar de las evidentes diferencias que existen entre uno y otro.
"La adoración de los Magos", del Bosco ¿1510?
¿Qué le puedes contar a un niño? Finalmente tenemos aquí una representación de lo que hemos celebrado el 6 de enero: la llegada de los Reyes Magos, cargados de regalos, para adorar al Niño Jesús. Esta obra es un tríptico, es decir, un cuadro formado por tres tablas, dos de las cuales se pueden abrir y cerrar como si fuese una puerta, una ventana o un libro. Podemos ver en las tablas laterales a dos personajes, un hombre y una mujer, arrodillados. No son personajes bíblicos, sino que es un matrimonio de nobles que financió la realización de esta obra. Incluir a los llamados "donantes" en posición orante en la obra era algo muy normal en esta época, siglo XV-XVI. Pero vamos a ver a los personajes de la Biblia. ¿Podéis encontrar a San José? Es el hombre anciano que está en la tabla lateral (a la izquierda del espectador). Se encuentra sentado enfrente de una hoguera, dándonos la espalda, y nos mira mientras seca los pañales de Jesús. En la otra tabla lateral (a la derecha del espectador) podéis ver en segundo plano un cordero. Eso es un símbolo de Jesús, a quien se llamaba "Cordero de Dios". Pero fijémonos en la tabla central. Tenemos por un lado a la Virgen con el Niño, y frente a ella aparecen los tres Reyes Magos. Melchor y Gaspar están arrodillados, mientras que Baltasar se mantiene de pie detrás de ellos.
¿Qué le puedes contar a un adulto? Sólo sobre este cuadro se podría escribir un libro entero, pero no da para ello ni nuestra intención ni nuestro espacio. Así que vamos a centrarnos sólo en las figuras de los Reyes Magos. Lo primero que debe llamarnos la atención es la presencia de un Baltasar negro. Porque no, no siempre ha habido un Rey negro. De hecho, el Bosco fue uno de los primeros - si no el primero - en mostrar a uno de los tres magos como una persona negra. Pero hasta el siglo XV se representaba a los tres magos como hombres blancos. Así puede apreciarse por ejemplo en este 'Frontal con escenas de infancia de Jesús' de la primera mitad del siglo XIII, donde los Reyes Magos aparecen en la parte superior de la obra adorando a Jesús.
Pero hay más. Ya hemos dicho que sólo Mateo habla de la llegada de los estos tres personajes a Belén... pero nunca dice que fuesen reyes. Ni sus nombres. Ni que fuesen tres. En realidad, sólo habla de unos "magos". Pero cuidado, la palabra 'mago' en esa época no hacía referencia forzosamente a practicantes de la hechicería. Tampoco a astrólogos, como se ha dicho también. Hay que entenderlos más bien como sabios, probablemente sacerdotes de Persia o Arabia. De hecho, esa palabra 'mago' pasó posteriormente al latín como 'magister' y al español como 'maestro'. Ahora bien, ¿por qué el Bosco decidió pintar a uno de ellos negro, y ha quedado así para los siglos de los siglos? Porque el Bosco pertenecía a una sociedad secreta - La Hermandad de Nuestra Señora de Bolduque - que practicaba un cristianismo hetedrodoxo, según el cual todos los hombres y mujeres eran iguales a ojos de Dios. Una idea extremadamente moderna teniendo en cuenta que esa hermandad nació en el siglo XV pero tenía sus ideas heredadas de otras sociedades que se remontan al siglo III d.C. Y cuando digo que todos eran iguales, quiero decir TODOS. No ya igualdad entre hombres y mujeres - a día de hoy seguimos luchando por eso - sino igualdad también entre razas. Recordemos que estamos en una época en la que los negros eran esclavos, considerados como animales. Pues el Bosco perteneció a una sociedad que quería devolverles la libertad y la dignidad. Y esa lucha, ese reflejo de igualdad y justicia, fue lo que plasmó el Bosco al pintar un Baltasar de color. Así los negros podían ser reyes, igual que los blancos. Una llamada de atención para el poder establecido de la época.
"La Adoración de los magos" del Bosco (1475),
conservado en el Metropolitan Museum de Nueva York.
Se considera la primera obra autógrafa del Bosco,
y en ella ya se puede ver la primera inclusión de un rey negro